“Que nadie sepa, nunca, ni ahora ni dentro de muchos años cuando sea una viejita memoriosa, Manuel, querido mío, lo mucho que te amé”.
¡Ay!, hay finales de libros que me gustan mucho, pero sin duda este es mi favorito. Tanto, que lo leí tal vez diez veces antes de cerrar mi Kindle (sí, tristemente ese lo leí en digital porque me acompañó en un viaje) y abrazarlo y contener tantito la respiración y secarme las lágrimas y reaccionar al shock, y cada vez que puedo vuelvo a esa última página aunque me la sepa de memoria porque leerla me lleva otra vez a sentir ese dolor bonito de terminar una gran historia que no quieres que acabe nunca.
¿Quién de ustedes siente que alguna vez se enamoró de la persona incorrecta, en el momento no perfecto o en la vida equivocada? ¿A cuántos de aquí les pasó, además, que ese amor que vivían en secreto venía acompañado de mucha culpa?
Seguramente nadie levantará la mano porque, o no les ha pasado, o no necesariamente era una situación desafortunada o simplemente porque como Ofelia Fernández, -la protagonista de esta historia- preferimos mantener solo para nosotros y nuestra memoria, ese secreto que únicamente podemos compartir con una persona en nuestra vida.
¿De verdad se puede amar a dos personas al mismo tiempo? No lo creo. ¿Es mejor sacrificar un gran amor o mantenerlo en secreto y vivir lleno de angustia para no herir a terceros y no “echar a perder tu vida”? Seguramente muchos lo haríamos.
¿A alguien le pasó que creía tener la vida perfecta, vivía en armonía según las reglas que dicta la sociedad, cumpliendo cada etapa de acuerdo a lo que esperan las familias, y de repente aparece alguien que viene a desestabilizarte por completo, a moverte el mundo, a abrirte los ojos a otras posibilidades, a despertarte?
¿No, nadie? Pues no corrieron con tanta suerte ni Ofelia ni Manuel, pues no solo llegaron ambos a la vida del otro en el que podría ser el peor momento, sino además rodeados de las personas menos indicadas pues iban camino a pertenecer al mismo círculo familiar. ¿Se imaginan tener que convivir frecuentemente con esa persona en condiciones tan poco favorecedoras? ¡Qué angustia y qué dolor!
Todas estas preguntas te las irás haciendo y respondiendo desde tu propia historia, pero seguramente como me pasó a mí, sin juzgar.
De primer golpe parece una historia tejida desde un lugar seguro, teniendo como foco principal un tema muy usado en las novelas, pero les aseguro que no es cualquier triángulo amoroso con la misma fórmula. Sí, Eduardo Sacheri narra una historia llena de culpa, dolor, amor, incertidumbre, desesperación, deseo, tradiciones … todo ello en medio de la situación política en Argentina a mediados del siglo XX con todo el dramatismo social que esa etapa significó, pero les aseguro que no cayó en absoluto en un cliché.
En varias reseñas de esta obra leí muchas frases parecidas y coincido: en Lo mucho que te amé el autor convierte lo cotidiano y ordinario en un relato extraordinario. Sin duda.
“… y en el centro de ese secreto soy libre de ser la mujer que quiero ser. Y si el precio de serlo es que jamás nadie lo sepa, que sea. Que sea ese el precio. Que todo esto permanezca en el más absoluto silencio”.
Por: Teresa Parrales
IG: @Parralina