Para siempre es mucho tiempo.
Soy una enamorada de las novelas de amor, pero no creyente de ellas. Así que cuando me descubrí sonriendo ilusionada, llorando desconsolada y sufriendo porque al parecer a Gabriel García Márquez le parecía una buena idea dejarnos con el suspenso de si terminaría con un final feliz o no la historia entre Florentino Ariza y Fermina Daza, supe que estaba leyendo, la que sería mi historia de amor no perfecto favorita. Además, cuando descubrí que en parte la escribió en honor y con la inspiración de la propia historia de sus padres, también mi morbo se activó.
Sabiendo como todos sabemos que el amor no existe, o no al menos de la forma idílica que nos ha hecho creer Disney o Hollywood, hablemos del que sí puede llegar a darse, de ese que tiene por protagonistas a personajes de carne y hueso; con dudas, cometiendo errores, arrepintiéndose, conformándose, vamos, con defectos como cualquier ser humano.
¿Cuántas veces nos hemos tratado inútilmente de convencer de que, si algo debe ser, será? Peor aún, nos tratamos de consolar con esa convicción y esperamos, y esperamos, y esperamos.
Como seguramente a la mayoría de nosotros nos pasó siendo jóvenes e inocentes, la historia comienza con un amor a primera vista, siendo idealistas, creyentes del amor eterno y del que todo lo puede. Los protagonistas no vivían para otra cosa que pensar en el otro y esperar ansiosos la carta que diera respuesta a la suya.
Florentino y Fermina se escriben, se prometen fidelidad, se prometen espera y hasta se comprometen en matrimonio.
Por el contrario, el inicio del fin es como el que ya difícilmente sucede en nuestros tiempos, cuando el padre de Fermina intenta prohibir la relación y se mudan lejos de Florentino, sin embargo, ni la distancia ni la prohibición son la razón para no continuar juntos sino la misma protagonista cuando años después regresa y rompe su compromiso haciéndonos creer que se trata ya de un amor no correspondido.
El siguiente medio siglo, es el que nos narran con detalle en El amor en los tiempos del cólera. Florentino jura guardar su virginidad para el gran amor de su vida al que decide esperar, aunque sabe que la muerte puede llegar en cualquier momento, sin embargo, la vida lo lleva por caminos completamente distintos al de una fidelidad carnal, pero sí -si podemos llamarla así- una completamente espiritual y una vida llena de aventuras. Fermina, por su lado, como muchas personas lo hacen, decide compartir su vida con el doctor Juvenal Urbino que representa todo lo que uno quiere cuando antepone la seguridad y la tranquilidad en sus días, pero encajona ese ardor del amor intenso que alguna vez sintió.
El resto no se los voy a arruinar porque esta es una historia para los enamorados del amor quienes, sin confesarlo abiertamente y mucho menos jamás decirlo en voz alta, hemos apostado por la muerte -ajena por supuesto- como única opción para consumar un amor.
Si quieren volver a creer en ese sentimiento que nos han vendido que sobrevive a todo, por favor regálense unas horas de ficción que puedo garantizarles que los dejará con el corazón feliz y emocionado.
Y para aquellos que han jurado esperar al amor de su vida por siempre, recuerden que para siempre es mucho tiempo, pero también pueden ser únicamente cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días … pues solo ese tiempo tuvo que esperar Florentino a Fermina.
Por: Teresa Parrales
IG: @Parralina